Historia y técnica de la pintura de esculturas en Val Gardena, Ortisei
A finales de siglo XVIII, la construcción de altares de Val Gardena experimentó su mayor periodo de florecimiento. Así, en el año 1810, se encontraban trabajando en Ortisei más de 260 escultores, 85 pintores y 40 carpinteros, sobre un total de 2248 habitantes, la mayoría en grandes talleres. Entre los talleres de mayor tamaño se encontraban los de Luis Kostner, Christian Delago, Dominik Moroder, Jakob Trenker, Konrad Skasa, Josef Sondheimer y Adolf Keim.
El rápido auge de la escultura de altares provocó enseguida la carestía de pintores locales formados, por lo que son artesanos provenientes de tierras más lejanas como Bohemia y Baviera quienes se suman a trabajar en Val Gardena. Su arte en la pintura servía ya desde tiempos antiguos como decoración y ennoblecimiento de las obras de arte, las cuales podían acabarse con baños de pan de oro. Cabe destacar cómo la pintura se adecúa al estilo de la escultura, con el fin de crear una obra estilísticamente armoniosa.Ésta ha sido pues, la tradición mantenida durante las últimas décadas y aplicada por el propio Helmut Perathoner, quien pinta sus esculturas según el estilo y deseo del cliente (doradas, grabadas, veteadas o barnizadas con pintura al óleo en tonos suaves, con acuarelas o en tonos marrones). Ya se trate de una escultura religiosa o profana, es posible pintarlas y dorarlas al estilo antiguo. Para ello se utilizan diferentes pigmentos, témperas y pinturas acrílicas. Para los acabados en oro se emplea oro real (pan de oro de 22 quilates).
Hoy en día, pintores especializados son capaces de realizar restauraciones de esculturas de todos las épocas y estilos, como puedan ser santos, vírgenes, figuras de Cristo o de belén, altares, etc.
Ayer, hoy y siempre, la máxima prioridad para el escultor Helmut Perathoner es que el cliente quede satisfecho con la escultura y disfrute de ella.